Mathieu Bonhomme y Fabien Vehlmann

El furero montaje recuerda el asalto en 2002 al teatro Dubrovka de Moscú, por parte de un grupo de terroristas chechenos. La obra implica más que nunca a los espectadores en el transcurso de la misma.
El objetivo de La Fura es que llevar al teatro la realidad actual, en este caso terrorista, aunque "no se pretende llevar a escena lo que pasó en Moscú", como explica la compañía. Aun así, esta ficticia recreación llevará a que los espectadores sientan, al menos, una mínima parte de lo que vivieron las más de 900 personas que, durante dos días y medio, permanecieron retenidas en el teatro.